Sant Jordi y el Taller de Amor

Bienhallado, bienhallada. En tiempos en que las horas pasan más rápido que sesenta minutos, recordar temas como vivir en el presente, disfrutar del momento, y el aquí y el ahora toman más sentido que nunca. Por eso me doy cuenta que este blog crece a un ritmo distinto del que yo percibo, o del que tú percibes, pues el tiempo que conocimos hace años ya no es el mismo. Puesto que quizás se me tira encima el día 23 de abril sin darme cuenta (en Catalunya es Sant Jordi, día de la rosa y día del libro), voy a hablaros de un libro que algunos ya conocéis, pues hay entradas anteriores por aquí...

El Taller de Amor - Escuela de Almas (R. Samsó), es un texto lleno de explicaciones para la vida. Cuando empiezas a leerlo te ves reconocida en muchas de las situaciones que él explica, y lo que es mejor, te propone ideas o te deja ideas allí escritas que tu vas trabajando casi sin darte cuenta. Y poco a poco te vas percatando de que lo que antes era un lío de cables, ahora se convierte en paz interior. Para mí es un libro que, una vez leído, lo puedes abrir por la página que quieras y siempre te hablará directamente al alma.

Para muestra un botón: abres el libro y encuentras esto:

"... Precisamente porque juzgas, te pierdes lo que son. O eliges ver, o eliges juzgar. Si te interesa la paz no puede interesarte buscar supuestas faltas, es contradictorio.

Y esto es lo que ocurre:

Si buscas amor, encuentras amor; cuando buscas temor, es lo que encontrarás.

Si miras sus cualidades, las ves; cuando no las miras, no podrás verlas.

Es incompatible desear la paz interior y juzgar a la vez, aún si se tiene razón, aún si el juicio está "justificado", aún si el otro "debe conprender". La paz y el juicio son incompatibles. Es imposible atacar y estar en paz al mismo tiempo.

Abrigar resentimiento y desear la paz interior es una contradicción monumental. Aquí no valen las posturas intermedias. La aceptación o es total o no es. Mientras escribo esto, el mundo sigue dictando nuevas leyes que por desgracia no acabarán con el mal, porque esas leyes creen en la culpa y el castigo, y por tanto dan realidad a lo que tratan de evitar. Las complejas leyes del mundo ignoran la sencilla ley del amor y están más interesadas en "agredir" al agresor que en curarlo. El mundo cree que es imprescindible juzgar. Sé que cuesta creerlo porque tu mente no se centra en cómo pueden ser las cosas sino en cómo son ahora.

La realidad es que los demás no necesitan nuestra corrección, es nuestro pensamiento sobre sus supuestas faltas lo que debe ser corregido..."

Bonitas palabras.

Un saludo a todas. Un saludo a todos. Hasta pronto!!!